“Cuando escuché la noticia, estaba durmiendo en mi cama”, manifestó el jardinero corto dominicano al diario USA Today.
Los Rockies comienzan una reconstrucción mientras, señala el diario, “la carrera de Reyes entra en el octavo inning”, ya que tiene 32 años. En lugar de comenzar en el campo corto para un equipo competidor, lo toma con entendimiento por una razón muy simple: aceptar la palabra de Jeffrey Loria y los Marlins de Miami.
“Cuando ellos me dijeron que me iban a cambiar, dije, ¿dónde voy a ir?” Recuerda el mal momento: “estaba un poco triste cuando escuché la noticia. Porque estoy a este punto de mi carrera donde quiero competir. Quiero ganar. Tengo 32 años. He estado en este juego por mucho tiempo. No he sido capaz de ganar nada. Solamente he estado en los playoffs una vez, 2006. Pero soy un empleado. Donde quiera que me envíen, tengo que aceptarlo y jugar”.
Reyes recuerda la etapa de agente libre con los Mets en 2011, de hecho tiene aún una casa en Long Island. Ahí llegaron los Marlins, que fueron por él con un contrato de US$106 millones, tratando de atraerlo con esa firma. Fue lo que ocurrió con Loria haciéndole un par de promesas: una fue la naturaleza del contrato -US$10 millones anualmente en las primeras dos temporadas, luego US$16 millones, después tres temporadas de US$22 millones cada una- lo que lo ayudaría a agregar otras piezas y construir un equipo campeón. La otra fue la ausencia de una cláusula de no cambio, la cual no importaría, porque Loria quería que él fuera Marlin de por vida.
Una temporada después, los Marlins cambiaron a Reyes a los Azulejos. “Al principio, cuando firmé con Miami, ellos dijeron que nunca me cambiarían, y luego, después de un año, ‘boom’, me cambiaron a Toronto”, dijo Reyes. “De manera que de ahora en adelante, en béisbol, nada me sorprende. Entiendo esto es un negocio”.
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