A nivel de las mayores se retiró en 1992, vistiendo el uniforme de los Cardenales de San Luis. Confesó que después de su retiro disfrutó tiempo de calidad con su familia.
En la actualidad está en espera de recibir alguna oferta de dirigir para esta temporada.
“Los primeros tres años después de mi retiro fueron difíciles, me estaba volviendo loco porque cuando jugaba no pasaba tanto tiempo en la casa. Según fueron pasando los días, me fui acostumbrado”, expresó Guerrero.
Rememora como un momento importante en su carrera en la gran carpa, el año en que se coronó campeón con los Dodgers de los Ángeles en 1981, donde fue elegido uno de tres jugadores más valiosos, única vez que ocurre en un clásico de otoño en la MLB.
“Le agradezco a Dios especialmente, recuerdo que desde pequeño no tuve ayuda de nadie, solo contaba con él y el talento que él me dio. Hay peloteros que practican con entrenadores personales, yo nunca usé nada de eso y por lo visto no me hizo falta”.
Después que se alejó del béisbol como jugador profesional ha asistido muy poco a estadios del país.
De su paso por grandes ligas recuerda que fue difícil no saber el idioma, cuando llegó a Estados Unidos. “Al filmar me dieron dos mil quinientos dólares, a los jóvenes que firman ahora les dan millones, eso puede dañar la mente de cualquier muchachito. Desde que tienen el dinero compran armas y carros, en mi época yo pensaba en comprarle una cama a mi madre”, afirmó Guerrero.
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