“En nuestra liga comparamos grandes jugadores con grandes jugadores en lugar de aceptar las cosas como son y decir, ‘¡wow, ambos son muy buenos!'”, explica LeBron James ante los medios de prensa cuando es preguntado por enésima vez son quién es mejor que quién. “Es algo que pasa mucho en la NBA. Creo que en la NFL [de fútbol americano], cuando hablan de grandes quarterbacks, realmente no hacen comparaciones.
En ese casi se dice, ‘Joe Montana es un grande. Tom Brady es un grande. Aaron Rogers es un grande. Steve Young es un grande’. Todos esos quarterbacks nunca protagonizan comparaciones en demasía, pero cuando se trata de nuestro deporte siempre vamos más allá y nos preguntamos si es mejor Oscar Robertson o Michael Jordan, Jordan o LeBron o Kobe o estos chicos nuevos. En lugar de todo eso, deberíamos aceptar que se trata de grandes del baloncesto”.
Un punto de vista un tanto especial que viene de un jugador que está considerado por muchos como el mejor jugador de la actualidad, así como de todos los tiempos, tanto por logros individuales como por su impacto en la NBA, en un momento en el que la Liga estaba comenzando un relevo generacional decisivo para el futuro inmediato de una competición necesitada de nuevos ídolos reconocibles y con carreras remarcables. Un nombre que, guste o no, pasará a la historia de la mejor liga del mundo.
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