Las honras fúnebres resultaron en loas a la persona de Nova Ramírez, reconocido como uno de los grandes locutores dominicanos y especialmente en el área deportiva.
“Lo que más defendía Juan era su culto a la verdad, fue un norte, un principio y un fin. Sencillo, humilde, sin más pretensiones que servir”, expresaba el locutor Nobel Alfonso.
La esposa de Nova Ramírez, hoy viuda, Marina Altagracia Tejera de Nova encabezó el acto junto a sus hijos, Asunción, Roxanna, Luis Gerardo y Juan Nova Jr. Varias figuras de la locución y otros sectores se dieron cita, incluidas de la Escuela Nacional de Locución Otto Rivera, entidad de la que Nova Ramírez fue fundador. La lista de ocupaciones, como voz comercial en el deporte, son innumerables; destaca entre otras la de ser moderador del ceremonial de exaltación del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano.
Carolina y Alondra Hidalgo, Ashydee y Ramsés Santana, nietos de Nova Ramírez, soltaron al aire globos blancos, mientras descendía el féretro de su abuelo, a esa su última morada.
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