Logró una proeza que no consiguieron para los Gigantes Juan Marichal ni Gaylord Perry
Matt Cain lanzó el 22do juego perfecto en la historia de las Grandes Ligas y el primero de los Gigantes, al ponchar a 14 bateadores y recibir ayuda de dos latinoamericanos que realizaron grandes atrapadas, para que San Francisco aplastara el miércoles 10-0 a los Astros de Houston.
La obra maestra de Cain, en 125 lanzamientos, fue apoyada por un par de grandes jugadas de sus jardineros. El lanzador obligó a que el emergente Jason Castro conectara un rodado a la antesala para el out 27, enloqueciendo a la multitud de 42.298 espectadores.
En un parque donde Barry Bonds se consagró como el máximo jonronero de la historia, Cain demostró que también los pitchers pueden inmortalizarse. El jardinero izquierdo Melky Cabrera persiguió un elevado de Chris Snyder con un out en el sexto episodio y saltó para atrapar la pelota contra el muro. Cain levantó los dos brazos y dio un puñetazo en su guante, para festejar la jugada del dominicano. Luego, el venezolano Gregor Blanco, corrió por el jardín derecho para zambullirse y atrapar otra bola en la franja de advertencia. Robó así un imparable a Jordan Schafer para el primer out del séptimo episodio.
Tras ese inning, el lanzador de 27 años abrazó a Blanco en la cueva. "Fueron atrapadas increíbles", dijo Cain. "Cambiaron toda la historia". Phillip Humber, de los Medias Blancas de Chicago, lanzó el último juego perfecto, apenas el 21 de abril, en Seattle. Es la segunda vez en tres años que hay dos juegos perfectos en la misma temporada. Antes de eso, sólo había ocurrido en 1880.
Cain (8-2) logró una proeza que no consiguieron ni siquiera Gigantes entronizados en el Salón de la Fama, como el dominicano Juan Marichal o Gaylord Perry. Fue el quinto sin hit en la campaña y el tercero en junio. El venezolano Johan Santana lanzó el primer sin hit en la historia de los Mets de Nueva York, el 1 de junio, y seis serpentineros de Seattle dejaron sin imparable a los Dodgers de Los Angeles el viernes pasado. Jered Weaver logró también la hazaña por los Angelinos de Los Angeles, el 2 de mayo.
Los Astros se fueron sin hit por quinta vez. No eran dejados en doble cero desde el 14 de septiembre de 2008, cuando lo logró el venezolano Carlos Zambrano, por los Cachorros. Los Gigantes se comprometieron con Cain antes de esta campaña, al firmar con él un convenio de largo plazo.
El lanzador demostró por qué el gerente general Brian Sabean ha prometido conservar a sus lanzadores talentosos. En una semana en que la atención de San Francisco se concentra en el golf, pues se realiza aquí el US Open, Cain pulió su mejor joya de pitcheo en su apertura número 216 de por vida.
Los 125 lanzamientos fueron la mayor cantidad hecha en la historia de un juego perfecto. De todos los tiros al plato que hizo Cain, 86 fueron strikes.
Por los Astros, el venezolano José Altuve de 3-0. Por los Gigantes, el venezolano Blanco de 5-2 con una anotada y tres producidas. Los dominicanos Cabrera de 5-2 con dos anotadas y dos empujadas, Joaquín Arias de 3-1 con una anotada. El puertorriqueño Angel Pagán de 4-0.
Fue una noche mágica en San Cristóbal
Bruce Bochy, Matt Cain y todos los Gigantes de San Francisco pensaron que aquello era un jonrón, pero fue un out a manos del dominicano Melky Cabrera dando un salto a la altura del nivel de la barda en el sexto episodio.
Y nadie se explica todavía cómo el jardinero derecho venezolano Grégor Blanco le llegó a la bola para ejecutar aquella extraordinaria jugada en el séptimo episodio. Por encima de todo, empero, estuvo la joya, la proeza, la magnitud de uno de los juegos mejor lanzados en la historia de las Grandes Ligas.
Es verdad. Cain lo hizo todo perfecto. Y valga la redundancia, por eso mereció lanzar el 22ndo juego perfecto de la historia del Béisbol de Lujo. 27 a batear, 27 fuera. Y de paso ponchó a 14 para emular al gran Sandy Koufax, como los dos únicos con un partido de tal magnitud con semejante número de víctimas por la vía de los strikes. Sobre todas las cosas, fue un esfuerzo de equipo.
De no ser por esas jugadas magistrales, nunca se hubiera producido la cita del derecho de los Gigantes con la inmortalidad, que hizo olvidar que la novena sumó tres cuadrangulares -Cabrera, Blanco y Brandon Belt- para lograr su mayor cantidad de carreras en casa en lo que va de temporada en el triunfo por 10-0 sobre los Astros de Houston. "No tengo la menor idea de cómo esa bola [bateada por Chris Snyder con un out en el sexto] se quedó en el parque'', describió Cain, emocionado por lanzar el primer juego perfecto en la historia de la franquicia de los Gigantes''.
Si Cain no entendía el porqué esa bola no se había ido, menos comprendían los Gigantes qué hacía Blanco, un jardinero central natural, cubriendo tanto terreno entre los bosques central y derecho antes de robarle un posible doblete a Jordan Schaffer, primer bateador del séptimo tramo. "No sé qué decir", expresó Blanco. "Me dijeron que jugase un poco más en el hueco [entre los dos jardines]. Me dije que más me valía atrapar esa bola. Lo demás lo hicieron mis piernas. Por su significado, es la jugada más grande que he hecho en mi carrera''.
Gracias a esas jugadas, se hizo historia. Nada hubiera sido posible, empero, sin la tremenda calidad e intensidad competitiva del estelar lanzador derecho que es el actual pelotero de los Gigantes con mayor tiempo con la novena entre los 25 integrantes del roster dirigido por Bochy. "Es una noche increíble'', comentó Cain. "Obviamente, esto es algo que nunca voy a olvidar''. Bochy apenas podía contener su emoción al punto de que se confundió en un abrazo fraternal con Cain, mientras 42,298 espectadores que habían agotado el papel vitoreaban emocionados como si los Gigantes hubiesen ganado de Nuevo la Serie Mundial.
"Es mi primer [juego perfecto] y no puedo sentirme más feliz por Matt'', dijo Bochy. "Tuvo una gran recta, tremendo repertorio, estupendo cambio de velocidad. Es un pitcher intenso cuando está en la Lomita. Su nivel de enfoque es enorme''.
Con su gran faena, Cain se une al venezolano Johan Santana, de los Mets de Nueva York, y a seis lanzadores de los Marineros de Seattle, para completar tres partidos sin hits ni carreras en un mismo mes. La vez previa que eso pasó fue en junio de 1990, con cuatro.
Las únicas dos temporadas en las que se han lanzado dos juegos perfectos (Phil Humber, de los Medias Blancas de Chicago, tiró el primero del 2012 el pasado21 de abril) datan de 1880 y 2010. De paso es la primera vez que le tiran un juego perfecto a los Astros.
El receptor de los Gigantes, Buster Posey, recibió crédito de su dirigente por la forma como manejó la hazaña de Cain, pero el joven receptor aseguró que apenas fue un espectador más. "Nunca he estado tan nervioso en un terreno de juego en toda mi vida'', dijo Posey. "Su recta tuvo más vida que nunca antes y le estuvieron funcionando sus cuatro lanzamientos. Me siento bien feliz por él''.
No sabe Cain cuánto tiempo necesitará para volver a la calma luego de semejante noche, pero asegura que una gran ayuda emocional es saber que retornará a casa para darle un besito de buenas noches a su hijita de apenas año y medio, en quien piensa desde que abre los ojos cada mañana.
"Cuando ponen el nombre de uno en la misma oración de Koufax eso de por sí es enorme, tremendo'', puntualizó. "Esto fue como la Serie Mundial, pero con más bulla".
La obra maestra de Cain, en 125 lanzamientos, fue apoyada por un par de grandes jugadas de sus jardineros. El lanzador obligó a que el emergente Jason Castro conectara un rodado a la antesala para el out 27, enloqueciendo a la multitud de 42.298 espectadores.
En un parque donde Barry Bonds se consagró como el máximo jonronero de la historia, Cain demostró que también los pitchers pueden inmortalizarse. El jardinero izquierdo Melky Cabrera persiguió un elevado de Chris Snyder con un out en el sexto episodio y saltó para atrapar la pelota contra el muro. Cain levantó los dos brazos y dio un puñetazo en su guante, para festejar la jugada del dominicano. Luego, el venezolano Gregor Blanco, corrió por el jardín derecho para zambullirse y atrapar otra bola en la franja de advertencia. Robó así un imparable a Jordan Schafer para el primer out del séptimo episodio.
Tras ese inning, el lanzador de 27 años abrazó a Blanco en la cueva. "Fueron atrapadas increíbles", dijo Cain. "Cambiaron toda la historia". Phillip Humber, de los Medias Blancas de Chicago, lanzó el último juego perfecto, apenas el 21 de abril, en Seattle. Es la segunda vez en tres años que hay dos juegos perfectos en la misma temporada. Antes de eso, sólo había ocurrido en 1880.
Cain (8-2) logró una proeza que no consiguieron ni siquiera Gigantes entronizados en el Salón de la Fama, como el dominicano Juan Marichal o Gaylord Perry. Fue el quinto sin hit en la campaña y el tercero en junio. El venezolano Johan Santana lanzó el primer sin hit en la historia de los Mets de Nueva York, el 1 de junio, y seis serpentineros de Seattle dejaron sin imparable a los Dodgers de Los Angeles el viernes pasado. Jered Weaver logró también la hazaña por los Angelinos de Los Angeles, el 2 de mayo.
Los Astros se fueron sin hit por quinta vez. No eran dejados en doble cero desde el 14 de septiembre de 2008, cuando lo logró el venezolano Carlos Zambrano, por los Cachorros. Los Gigantes se comprometieron con Cain antes de esta campaña, al firmar con él un convenio de largo plazo.
El lanzador demostró por qué el gerente general Brian Sabean ha prometido conservar a sus lanzadores talentosos. En una semana en que la atención de San Francisco se concentra en el golf, pues se realiza aquí el US Open, Cain pulió su mejor joya de pitcheo en su apertura número 216 de por vida.
Los 125 lanzamientos fueron la mayor cantidad hecha en la historia de un juego perfecto. De todos los tiros al plato que hizo Cain, 86 fueron strikes.
Por los Astros, el venezolano José Altuve de 3-0. Por los Gigantes, el venezolano Blanco de 5-2 con una anotada y tres producidas. Los dominicanos Cabrera de 5-2 con dos anotadas y dos empujadas, Joaquín Arias de 3-1 con una anotada. El puertorriqueño Angel Pagán de 4-0.
Fue una noche mágica en San Cristóbal
Bruce Bochy, Matt Cain y todos los Gigantes de San Francisco pensaron que aquello era un jonrón, pero fue un out a manos del dominicano Melky Cabrera dando un salto a la altura del nivel de la barda en el sexto episodio.
Y nadie se explica todavía cómo el jardinero derecho venezolano Grégor Blanco le llegó a la bola para ejecutar aquella extraordinaria jugada en el séptimo episodio. Por encima de todo, empero, estuvo la joya, la proeza, la magnitud de uno de los juegos mejor lanzados en la historia de las Grandes Ligas.
Es verdad. Cain lo hizo todo perfecto. Y valga la redundancia, por eso mereció lanzar el 22ndo juego perfecto de la historia del Béisbol de Lujo. 27 a batear, 27 fuera. Y de paso ponchó a 14 para emular al gran Sandy Koufax, como los dos únicos con un partido de tal magnitud con semejante número de víctimas por la vía de los strikes. Sobre todas las cosas, fue un esfuerzo de equipo.
De no ser por esas jugadas magistrales, nunca se hubiera producido la cita del derecho de los Gigantes con la inmortalidad, que hizo olvidar que la novena sumó tres cuadrangulares -Cabrera, Blanco y Brandon Belt- para lograr su mayor cantidad de carreras en casa en lo que va de temporada en el triunfo por 10-0 sobre los Astros de Houston. "No tengo la menor idea de cómo esa bola [bateada por Chris Snyder con un out en el sexto] se quedó en el parque'', describió Cain, emocionado por lanzar el primer juego perfecto en la historia de la franquicia de los Gigantes''.
Si Cain no entendía el porqué esa bola no se había ido, menos comprendían los Gigantes qué hacía Blanco, un jardinero central natural, cubriendo tanto terreno entre los bosques central y derecho antes de robarle un posible doblete a Jordan Schaffer, primer bateador del séptimo tramo. "No sé qué decir", expresó Blanco. "Me dijeron que jugase un poco más en el hueco [entre los dos jardines]. Me dije que más me valía atrapar esa bola. Lo demás lo hicieron mis piernas. Por su significado, es la jugada más grande que he hecho en mi carrera''.
Gracias a esas jugadas, se hizo historia. Nada hubiera sido posible, empero, sin la tremenda calidad e intensidad competitiva del estelar lanzador derecho que es el actual pelotero de los Gigantes con mayor tiempo con la novena entre los 25 integrantes del roster dirigido por Bochy. "Es una noche increíble'', comentó Cain. "Obviamente, esto es algo que nunca voy a olvidar''. Bochy apenas podía contener su emoción al punto de que se confundió en un abrazo fraternal con Cain, mientras 42,298 espectadores que habían agotado el papel vitoreaban emocionados como si los Gigantes hubiesen ganado de Nuevo la Serie Mundial.
"Es mi primer [juego perfecto] y no puedo sentirme más feliz por Matt'', dijo Bochy. "Tuvo una gran recta, tremendo repertorio, estupendo cambio de velocidad. Es un pitcher intenso cuando está en la Lomita. Su nivel de enfoque es enorme''.
Con su gran faena, Cain se une al venezolano Johan Santana, de los Mets de Nueva York, y a seis lanzadores de los Marineros de Seattle, para completar tres partidos sin hits ni carreras en un mismo mes. La vez previa que eso pasó fue en junio de 1990, con cuatro.
Las únicas dos temporadas en las que se han lanzado dos juegos perfectos (Phil Humber, de los Medias Blancas de Chicago, tiró el primero del 2012 el pasado21 de abril) datan de 1880 y 2010. De paso es la primera vez que le tiran un juego perfecto a los Astros.
El receptor de los Gigantes, Buster Posey, recibió crédito de su dirigente por la forma como manejó la hazaña de Cain, pero el joven receptor aseguró que apenas fue un espectador más. "Nunca he estado tan nervioso en un terreno de juego en toda mi vida'', dijo Posey. "Su recta tuvo más vida que nunca antes y le estuvieron funcionando sus cuatro lanzamientos. Me siento bien feliz por él''.
No sabe Cain cuánto tiempo necesitará para volver a la calma luego de semejante noche, pero asegura que una gran ayuda emocional es saber que retornará a casa para darle un besito de buenas noches a su hijita de apenas año y medio, en quien piensa desde que abre los ojos cada mañana.
"Cuando ponen el nombre de uno en la misma oración de Koufax eso de por sí es enorme, tremendo'', puntualizó. "Esto fue como la Serie Mundial, pero con más bulla".
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