jueves, 14 de junio de 2012

El primer pinche de Ramírez y Guillén está al doblar la esquina


MIAMI. Un vistazo a los promedios de Hanley Ramírez en casa y en la ruta reflejan las inconsistencias del dominicano en el 2012.
En el Marlins Park, el antesalista batea .315 con cinco jonrones y 20 empujadas, mientras que fuera de Miami el toletero lleva .195 con seis cuadrangulares y 17 impulsadas.
"Es un poco extraño", dijo el mánager de los Marlins, el venezolano Ozzie Guillén. "No chequeo mucho los números. No me importan mucho los números. Me importan las victorias. No puedo creer que Hanley sea mejor bateador aquí que en la ruta. Pensaba que era lo contrario."
Con la temporada de Ramírez hasta ahora, uno no sabe qué esperar. Cuando los Marlins se llevaron dos de tres juegos en Filadelfia del 1ro al 3 de junio, el quisqueyano estuvo de 14-4 con tres jonrones y cuatro empujadas.
"Hanley ha dado batazos importantes para nosotros", dijo Guillén. "Pero es muy inconsistente. Ojalá tuviera más consistencia, día tras día. Pero mientras tanto, va a ser mi tercer bate. Espero que mejore. Para mí, todos los días, no sabemos qué vamos a ver."
Ramírez batea .258 en la temporada, con 11 cuadrangulares y 37 impulsadas. Empezó esta estadía del equipo en casa con un solo hit en 22 turnos, pero el martes de fue de 4-2 ante los Medias Rojas.
El dominicano tiene una buena protección en el lineup de Miami, bateando delante de Giancarlo Stanton.
"Creo que Hanley va a tener un buen año", dijo Guillén. "Ha sido muy inconsistente hasta ahora. Obviamente, si Stanton sigue encendido, (la oposición) tendrá que lanzarle más a (Ramírez). Espero que eso ayude."
Disputa con González
Recordemos el 20 de mayo del 2010, cuando el entonces mánager de los Marlins, Fredie González, sacó del juego a su mejor pelotero como castigo por una aparente falta de esfuerzo, una acción que buscaba enviar un mensaje al resto de la tropa y marcar "borrón y cuenta nueva" en los afanes diarios del manejo de un equipo profesional.
Lamentablemente, en el caso particular de ese episodio entre el dirigente Fredi González y el torpedero Hanley Ramírez, el asunto dejó "daños colaterales" difíciles de reparar y los residuos del enfrentamiento podían afectar el futuro de ambos, a uno más que el otro.
Por un lado, la imagen de Ramírez como líder de los Marlins de Florida rodó por el suelo, no cuando fue trotando a buscar una pelota que había desviado accidentalmente, sino cuando declaró que no debía disculpas a sus compañeros y que perdió el respeto a su dirigente.
Esa no es la actitud que espera una organización del empleado más caro en la historia de la franquicia. Ese no es el comportamiento que espera el resto de los jugadores de quien está llamando a ser el líder.
González cometió un costoso error, no cuando sacó a Ramírez de la alineación a mitad del partido del lunes, sino cuando llevó a la prensa su percepción de que el torpedero actuó con "falta de esfuerzo" en una determinada jugada.
Demostrar "falta de esfuerzo" es tan difícil como probar perjurio en una corte. Hay mucho de interpretación y poco de hechos concretos en ambos casos.
De todas maneras en el horizonte se ve un choque entre Hanley y Guillén.

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